Rompiendo mis propias cadenas:
Rompiendo mis propias cadenas:
Cuando mi esposo se fue de casa, yo me propuse orar todo los días y a cada momento para que él regrese.
Le pedía a Dios insistentemente que lo traiga a su hogar con su familia; que rompiera las cadenas que lo tenían atado, que lo haga libre de las garras del enemigo, etc...
Pero Dios que es rico en misericordia y conocía los planes que tenía con nosotros, hizo exactamente lo contrario y comenzó primero conmigo.
Jesús comenzó a romper mis propias cadenas de egoísmo, de de soberbia, de orgullo, de altivez.
Desató mis ligaduras de mal carácter, de enojos, de iras de contienda, de caprichos.
Cortó las ataduras del pasado, de falta de perdón, de resentimiento, de rencor de odio que había en mi corazón
Pudrió mis yugos de amargura, de dolor, de tristeza y angustia que llevaba por años en mi alma.
Mientras a la distancia y lejos de casa, Él trabajaba con mi esposo, hacía una nueva mujer, esposa y madre; y sobre todo me enseñó a ser una sierva fiel, de fe, de paciencia, de amor, de mansedumbre con un carácter completamente diferente.
Para cuando mi esposo regresó con nosotros dispuesto a buscar de Dios y de renunciar a todo lo que lo alejó de nosotros; yo ya estaba preparada para emprender esa nueva vida en Cristo Jesús.
Amada amiga mía; Soy el testimonio vivo, junto con mi esposo e hijos, del poder que hay en Dios para salvar, resucitar y restaurar un hogar destrozado por el pecado.
Antes de todo esto, yo no entendía lo que es un hogar constituido, como lo sé ahora que estoy en Cristo.
A ti amiga, que estás pasando por el trago amargo de la infidelidad o la separación; te dejo esta palabra de parte de Dios, que fue la que me abrió el entendimiento y me hizo recapacitar de que era yo la que debía, ver, entender y aprender lo que Dios quería con mi vida y familia.
El Padre celestial te dé entendimiento para que puedas tomar las herramientas que necesitás para la restauración y reconstrucción de tu matrimonio y hogar.
El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.
Salmos 32.8
Aun estas a tiempo de entrar al taller de sanidad total
Hoy con el tema de Sanidad de las emociones
Cuando mi esposo se fue de casa, yo me propuse orar todo los días y a cada momento para que él regrese.
Le pedía a Dios insistentemente que lo traiga a su hogar con su familia; que rompiera las cadenas que lo tenían atado, que lo haga libre de las garras del enemigo, etc...
Pero Dios que es rico en misericordia y conocía los planes que tenía con nosotros, hizo exactamente lo contrario y comenzó primero conmigo.
Jesús comenzó a romper mis propias cadenas de egoísmo, de de soberbia, de orgullo, de altivez.
Desató mis ligaduras de mal carácter, de enojos, de iras de contienda, de caprichos.
Cortó las ataduras del pasado, de falta de perdón, de resentimiento, de rencor de odio que había en mi corazón
Pudrió mis yugos de amargura, de dolor, de tristeza y angustia que llevaba por años en mi alma.
Mientras a la distancia y lejos de casa, Él trabajaba con mi esposo, hacía una nueva mujer, esposa y madre; y sobre todo me enseñó a ser una sierva fiel, de fe, de paciencia, de amor, de mansedumbre con un carácter completamente diferente.
Para cuando mi esposo regresó con nosotros dispuesto a buscar de Dios y de renunciar a todo lo que lo alejó de nosotros; yo ya estaba preparada para emprender esa nueva vida en Cristo Jesús.
Amada amiga mía; Soy el testimonio vivo, junto con mi esposo e hijos, del poder que hay en Dios para salvar, resucitar y restaurar un hogar destrozado por el pecado.
Antes de todo esto, yo no entendía lo que es un hogar constituido, como lo sé ahora que estoy en Cristo.
A ti amiga, que estás pasando por el trago amargo de la infidelidad o la separación; te dejo esta palabra de parte de Dios, que fue la que me abrió el entendimiento y me hizo recapacitar de que era yo la que debía, ver, entender y aprender lo que Dios quería con mi vida y familia.
El Padre celestial te dé entendimiento para que puedas tomar las herramientas que necesitás para la restauración y reconstrucción de tu matrimonio y hogar.
El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.
Salmos 32.8
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